domingo, 20 de diciembre de 2009

Misfortunio inspirador

Otra vez 20 de diciembre... ¿qué tendrá esta fecha que atrae la falta de salud en mi familia cercana por segundo año consecutivo?

Las desgracias, las verdaderas e indescifrables injusticias de la vida te revelan por dentro, se tornan duras, dolorosas y complicadas de digerir. Hacen que se tambaleen los preceptos en los que basas tu vida. Preguntas que te hacen cuestionarte muchas de las cosas que das por hecho en tu día a día. La muerte repentina y prematura tiene ese efecto, al menos sobre mí lo ha tenido. Creo que he "sentido" algo que hasta ahora solo había "pensado", que "de veras" la vida se me escapa entre las manos mientras la miro pasar. Hoy ha sido un día muy raro que no caerá en el olvido, pues creo que ha hecho "vislumbrar" sin toda su rabia, de manera algo "benevolente", algo muy valioso.



"Me gustaría agradecértelo de todo corazón, pero para tí, mi querido amigo /a, mi corazón no tiene fondo"

(Anónimo)


Gracias, de todo corazón, a todas las personas que han hecho del día de hoy un día más fácil para mí, que me han ayudado (o al menos lo han intentado) en mi angustia, que se han preocupado, que me han escuchado o que me han distraido, tranportado, alimentado, ect. No podría haber llegado al final del día sintiendome así de bien sino fuera por esos pequeños-grandes gestos de amabilidad, compañerismo, solidaridad y cariño. Sólo puedo dercir gracias.

jueves, 17 de diciembre de 2009

La pregunta es: ¿para qué?


Es tan...

agotador... cansado

extenuante

exasperante

enervante

paralizante

frustante

estresante

cargante

irritante...


...tan duro convivir con mi cabeza

Llevabas razón.
Nunca he querido ir a pasar la noche al cementerio

jueves, 3 de diciembre de 2009

Pobre, pobre elefante que llora por dentro...



El pobre elefante tiene registro y recuerdo de su impotencia, de aquella impotencia que sintió poco después de nacer.

Y lo peor es que jamás se ha vuelto a cuestionar seriamente ese registro.

Jamás… jamás… intentó poner a prueba su fuerza otra vez…**

Vamos por el mundo atados a cientos de estacas que nos restan libertad… condicionados por el recuerdo de «no puedo»… Tu única manera de saber, es intentar de nuevo poniendo en el intento todo tu corazón…

JORGE BUCAY



**El pobre elefante ha tratado con todas sus fuerzas restantes -cada vez menos- una y otra vez romper la cadena que le ataba a la estaca, escapar del circo; lo ha intentado durante mucho tiempo, en tantas ocasiones que ya hasta perdió la cuenta. Está tan cansado de tirar, que ya, aunque quiera las fuerzas le fallan, inconscientemente ya no le encuentra sentido a esa demoledora lucha que lo único que hace es recordarle que es un inútil, un débil...

Pero un día el elefante descubre, no sin pocos obstáculos en su camino, la verdad, la única verdad que ha regido su existencia desde el mismo día en que nació, que él no tiene la culpa de que le hayan encadenado desde pequeño, que él no es culpable por no haber podido huír de las ataduras cuando no tenía las suficientes fuerzas ni recursos mientras era un precioso y adorable, maleable elefantito, que él no pudo hacer más de lo que hizo y que eso es ya más que suficiente y por eso está ya pagando y lleva pagando toda su vida.

Un día asimila de verdad, esa verdad que ya intuía hacía mucho tiempo en lo más hondo de su consciencia. Está tan profundamente enterrado en su subconsciente que hace daño, sangra al emerger, al salir a la superficie, pero, a la vez desahoga el alma y rompe barreras invisibles que no sabía ni siquiera que existían; remueve, arrastra, agita toda la putrefacción que el elefante porta en su interior, lo cual es muy doloroso, pero, al mismo tiempo los mecanismos se ponen en marcha, canalizando, encaminando toda esa basura, los residuos más inservibles de su pensamiento hacia los conductos de evacuación, por donde poco a poco abandonaran su organismo. Ya está más cerca. Es el primer paso: la devolución de la esperanza, el comienzo del perdón a uno mismo y a los que le hicieron daño.

Es entonces cuando el elefante está por primera vez, realmente preparado para empezar a deshacerse de sus cadenas, porque ahora sí es lo suficientemente fuerte -hace tiempo que lo es, sólo que ahora lo sabe fervorosa y fehacientemente-. Es la primera vez que se encuentra, de veras, a las puertas de su propia libertad.

Amanda Delgado